Hay
días en los que me lo llego a preguntar más de una vez. No sé en que llega a
consistir la normalidad, las características que tienes que poseer para poder
ponerte la etiqueta: Normal.
¿Según
qué requisitos tengo que seguir para ser normal? ¿Quién puede ayudarme para
serlo? ¿Quién marca la normalidad? ¿Quién pone las reglas? Si no soy normal,
¿tengo que cambiar?
Lo
más seguro es que me esté quedando corta con estas preguntas pero es que no se
ponerlas todas entre líneas. Han existido momentos donde el centro de atención tenía
el foco en mi: actitud, forma de vestir, expresiones, gestos… Ni mis
pensamientos ni creencias se libraban de ello.
Frases como: ya podrías
empezar a ser más normal, ¿por qué no actúas normal?, mejor no hables de ello o
parecerás aún más rara. Rara, concepto, etiqueta que se le pone a aquello que
se sale de lo típico, de lo establecido. Últimamente también se utiliza la
palabra “Friki”, lo que de forma ocasional acaba con mofas.
Ciertas personas se ven con
la capacidad de poder juzgar, de poner las normas de la normalidad y sentenciar
a aquellos que se salen o no llegan a cumplirlas. ¿Quién les ha dado ese poder?
¿Fuimos nosotros? ¿Elegimos a nuestros verdugos? ¿En qué momento nos empezaros
a importar las etiquetas que la sociedad nos iba poniendo?
Pero ahora se lleva el “ser
liberal” (si, lo pongo entre comillas porque cada uno se lo toma más que a la
ligera, a veces, solo como una moda para seguir) por lo que se aceptan a esas
personas “especiales”. ¿De verdad? De cara para fuera esa es la imagen que se
da, pero interiormente no todos piensan igual, ¿cómo distinguirlo? A veces te
lo encuentras en tu propia casa, entre esos seres que dicen quererte pero no
siguen con eso de aceptarte.
Antes me pasaba horas
pensando cómo ser normal, como intentar no destacar, no hablar demasiado, no
mostrar demasiado de esa rareza que me nace de tan adentro (Mamá siempre dijo
que era especial, pero ese tipo de especial que te hace sonreír y que solo tu
madre sabe cómo hacértelo ver, ese tipo de especial que te hace único),
pensando en cómo convertirte en otra muñeca, otra clon que si es aceptada por
los demás.
¿Soy normal? Tal vez no es la
pregunta correcta, ¿quiero ser normal? Creo que esa es la clave y ahora, años después
tengo la respuesta: No, no quiero ser normal ni tampoco pretendo serlo.
El ocultarse, el callarse, se
acabó.
En mi opinión, creo que no se puede buscar el ser normal, porque como bien dices quién decide que es lo normal? Lo que hay que buscar es sentirse cómodo con uno mismo y con los que te rodean.
ResponderEliminarMe encanta como escribes, lo unico es que parece que guardas mucho dolor dentro. Y lo siento. Espero que tengas en quien apoyarte.